Mandalay / Bangkok, marzo de 2025 — Una tragedia sin precedentes sacude el sudeste asiático. Un potente terremoto de magnitud 7,7 con epicentro cerca de Mandalay, Birmania (Myanmar), ha dejado un rastro de devastación que se extiende más allá de sus fronteras. Más de 1.600 muertos, miles de heridos y al menos 20 millones de personas afectadas —casi un tercio de la población del país—, es el saldo preliminar de este desastre natural que también impactó fuertemente a la vecina Tailandia.
Una ciudad colapsada, una nación fracturada
En Mandalay, segunda ciudad más grande de Birmania, el caos es absoluto. Decenas de edificios colapsados, hospitales desbordados y el aeropuerto fuera de servicio han convertido el rescate en una carrera contra el tiempo. En medio del hedor a cuerpos en descomposición y temperaturas de más de 40°C, la población ha recurrido a sus propias manos para remover escombros.
"Todo está en ruinas... nadie quiere volver a sus casas", relató un vecino de la ciudad a la agencia EFE. La imagen es apocalíptica: estructuras inclinadas, templos milenarios destruidos y miles de personas durmiendo a la intemperie por miedo a nuevas réplicas.
El sismo también sacudió a Tailandia
En Bangkok, el sismo derribó un edificio en construcción de 30 pisos, provocando al menos 18 muertes, decenas de heridos y una operación de rescate que se prolonga entre escombros inestables. Unas 15 personas aún permanecen atrapadas. La capital tailandesa ha declarado el estado de emergencia y mantiene cerrada una zona clave cercana al mercado de Chatuchak, muy frecuentado por turistas.
Una respuesta internacional fragmentada
Pese al caos, la ayuda comienza a llegar. Equipos de rescate de China, India, Rusia, Singapur, Tailandia y Malasia se han desplegado en Mandalay y Naipyidó. China ha enviado más de 130 rescatistas, India ha movilizado hospitales de campaña, y Reino Unido ha anunciado un paquete de ayuda de 13 millones de dólares. Sin embargo, las operaciones se ven obstaculizadas por la destrucción de carreteras, puentes y torres de control aéreo, así como por la descoordinación derivada de la guerra interna.
Riesgo estructural, réplicas y miedo persistente
Hasta ahora se han registrado más de 180 réplicas, algunas de hasta 6 grados de magnitud. El temor a nuevos colapsos mantiene a miles de personas en las calles. Además, preocupa la integridad de grandes represas en el centro del país. Según la ONU, más de 1.600 viviendas, 670 monasterios y 60 escuelas han colapsado o sufrido daños severos. La escasez de suministros médicos y alimentos amenaza con una segunda oleada de víctimas si no se garantiza asistencia rápida y sostenida.